lunes, 27 de abril de 2009

Cuento

Érase una vez una princesa aburrida que soñaba con salir de palacio. Aprendió a montar a caballo y convenció a su padre, el rey para que le diera permiso.
Una vez fuera se encontró un mundo maravilloso lleno de princesas con las que hablar y príncipes con los que bailar.
Un día besó un príncipe y éste se convirtió en sapo, probó con otro, y pasó lo mismo, volvió a intentarlo y no cambió el resultado...
La princesa dejó de intentarlo, ya no quería ver más príncipes, sólo charlar y jugar con las princesas, hasta que se aburrió y se quiso volver a casa.
Por el camino encontró al príncipe más guapo de todos, era tan guapo que no quería besarlo por si se volvía anfibio...
Cuando estaban llegando al castillo él la besó y ella se convirtió en una rana, pero a pesar de eso la quiso y la cuidó como si fuera la más bella de las reinas.

Principito, aunque sólo sea una rana algún día conseguiré hacer que te sientas como lo que eres.